jueves, 3 de mayo de 2018

Por el camino de la rúbrica, nuestra guía particular.

A lo largo de la vida, en algún momento del camino, todos somos evaluados: nuestros conocimientos, nuestra experiencias, nuestras vivencias,...

Nuestro día a día, como docentes, es una continua evaluación. Somos evaluados por nuestros alumnos, nuestros compañeros de viaje, pero también por nosotros mismos. Hay momentos en los que la célebre cita de Sócrates se hace patente: "Sólo se que no sé nada y, al saber que no sé nada, algo sé,...". 

La tarea se torna más sencilla si, desde el principio, marcamos los objetivos de nuestro viaje. Tan importante es conocer, desde dónde partimos como hasta dónde queremos llegar. De esta manera, nos quedaremos con los detalles importantes, los que hacen nuestro aprendizaje más significativo, aprenderemos con y de nuestros compañeros, compartiremos aventuras y desventuras que nos harán fuertes y sabios ante las adversidades. Aquí es donde entra en juego nuestra capacidad de hacer frente a los obstáculos que se puedan presentar en nuestro viaje, decidiremos qué nos llevamos con nosotros y qué dejamos en el camino, sin perder tiempo, siempre mirando hacia adelante y construyendo, poco a poco, nuestro saber.

Esta tarea debe ser continua, a lo largo del proceso enseñanza-aprendizaje, donde la rúbrica (actitud, claridad, organización, preparación, colaboración,...) nos guiará, nos marcará hacia dónde debemos dirigir nuestros pasos para no perdernos en el camino. Esta guía, junto al apoyo de nuestro "maestro", nos llevará a buen puerto.

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